Jubileo. Mons. Fisichella a los diáconos: «Que sea una ocasión para hablarle al mundo de la Esperanza que no defrauda»
«Si se quiere aceptar el desafío de la evangelización en nuestros tiempos, es necesario saber revestir el lenguaje de la fe con los ropajes de la esperanza. Este Jubileo se convierte en una feliz oportunidad para que esto se realice». Con estas palabras, el Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, S.E. Mons. Rino Fisichella, se ha dirigido esta mañana a los más de doscientos diáconos permanentes reunidos en Asís, introduciendo el 29° Congreso nacional promovido por la Comunidad del Diaconado en Italia. El evento, abierto también a obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, se está celebrando del 5 al 8 de agosto de 2024 en la ciudad de San Francisco y ha sido organizado en colaboración con el Dicasterio para la Evangelización y el Movimiento Laudato si’. El tema es «Diáconos profetas y sembradores de esperanza», en preparación para el Año Santo 2025, durante el cual, del 21 al 23 de febrero, se celebrará el Jubileo de los Diáconos.
En su intervención, Mons. Fisichella ha hablado en primer lugar del término “profecía”, «lleno de gran significado y capaz de explicitar de la mejor manera el ministerio que los diáconos están llamados a desempeñar en el Jubileo de la esperanza». Los profetas, ha iniciado el Pro-Prefecto, están llamados «a ofrecer consuelo, suscitando y alimentando la esperanza que permite a la comunidad ver la salida, la solución a sus dificultades y a su momento de sufrimiento», porque son capaces de “hablar al corazón” (cf. 1 Cor 14,25) e indicar «el camino a seguir para comprender plenamente el sentido de la fe vivida». Además, todos los cristianos, más aún en estos meses que nos separan de la apertura de la Puerta Santa, y durante el Jubileo del próximo año, tienen la «responsabilidad» de «mantener viva la esperanza». En el momento actual, «el progreso científico y la tecnología llenan de esperanzas nuestras conversaciones cotidianas (...). Lamentablemente, las esperanzas que hacemos nuestras cotidianamente pueden terminar fácilmente en una desilusión, porque a menudo chocan con la imposibilidad de realizarse».
Sin embargo, ha añadido el obispo, «la desilusión que sigue a cada ilusión no realizada se convierte en un instrumento útil y necesario para dirigir la mirada hacia lo que realmente ofrece la Esperanza (...). Y la Esperanza se entiende como una llamada gratuita que parte de la revelación de Dios». De ahí precisamente el título de la Bula de Convocación del Jubileo 2025, Spes non confundit, o sea “La Esperanza no defrauda”: «La esperanza cristiana, por tanto, es la certeza del cumplimiento de la promesa de Dios. La verdadera esperanza no defrauda: este es el mensaje que se deduce de la teología de Pablo y que el próximo Jubileo quiere sostener como contenido peculiar para llegar a la mente y al corazón de los creyentes». El Año jubilar será precisamente una ocasión para que todos los cristianos sean signos tangibles de esperanza. «No es un compromiso pequeño. Recorriendo las indicaciones y llamamientos contenidos en la Bula encontramos un compromiso de testimonio cristiano que no es en absoluto secundario. De manera provocadora, he reiterado varias veces que es muy fácil entrar por la Puerta Santa, pero extremadamente más arduo vivir el Jubileo creando signos de esperanza».
La evangelización en este caso, ha concluido Mons. Fisichella antes de celebrar la Santa Misa, «no asume en primer lugar la fe y la caridad, sino que hace de la esperanza su “primer anuncio”». «“Que la fuerza de esa esperanza pueda colmar nuestro presente en la espera confiada de la venida de Nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la alabanza y la gloria ahora y por los siglos futuros” (n. 25), escribe el Papa Francisco en la Bula. Una invitación de corazón para todos nosotros a no dejarnos quitar nunca la esperanza, en ninguna controversia o dificultad particular. Una invitación a ser “fuertes” para ofrecer al mundo el testimonio de la esperanza que no defrauda».
La cita para todos los diáconos de Italia y del mundo es, entonces, en Roma con motivo del Jubileo dedicado a ellos, en febrero de 2025.