La iglesia de santa Prisca se ubica en el área donde, según la tradición, existió el más antiguo culto cristiano del Aventino. Se trata del “titulus Aquilae et Priscillae”, los padres de santa Prisca, bautizada por san Pedro a la edad de 13 años y mártir del siglo I. La misma tradición indica que en este lugar se encontrarían las huellas de los dos apóstoles San Pedro y San Pablo.
En el siglo III, durante el pontificado de papa Eutichiano, fue encontrado el cuerpo de santa Prisca y el lugar de culto fue dedicado a ella. Según los agiógrafos, santa Prisca, durante el imperio de Claudio, fue encarcelada por haberse negado a venerar al dios Apolo. A causa de su incorruptible fe, fue azotada y condenada a muerte entre las fieras en el Circo Máximo. Sin embargo, milagrosamente los leones se postraron a sus pies. Luego la santa fue arrojada a la hoguera, pero las llamas la dejaron ilesa. Para matarla, entonces, la condujeron al decimo miliario de Via Ostiense y la decapitaron.
La “domus Priscae” es conocida como uno de los más importantes centros cristianos. Luego de varias restauraciones, uno debido al desastre causado por los normandos de Roberto Guiscardo en el año 1084, en 1599 tomó el aspecto que se puede ver en la actualidad.