Jubileo. El Papa a los 35.000 enfermos y trabajadores de la salud: «En la enfermedad Dios no nos deja solos y con Él podemos experimentar el consuelo»

08 abril 2025

«La enfermedad puede llegar a hacernos sentir como el pueblo en el exilio, o como la mujer del Evangelio, privados de esperanza en el futuro. Pero no es así. Incluso en estos momentos, Dios no nos deja solos y, si nos abandonamos en Él, precisamente allí donde nuestras fuerzas decaen, podemos experimentar el consuelo de su presencia», ha escrito el Papa Francisco en la homilía de la Santa Misa del Jubileo de los Enfermos y del Mundo de la Sanidad, presidida el domingo 6 de abril en la Plaza de San Pedro por el Pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, S.E. Mons. Rino Fisichella. Han sido 35.000 los peregrinos, entre médicos, enfermeros, trabajadores de la salud y enfermos, que han participado en el Jubileo el pasado fin de semana.

A los miembros del personal sanitario, presentes en la Misa con sus batas y uniformes, el Papa ha recordado que mientras atienden a sus pacientes, «especialmente a los más frágiles», el Señor les «ofrece la oportunidad de renovar continuamente su vida, nutriéndola de gratitud, de misericordia y de esperanza». «Permitan - ha añadido el Pontífice - que la presencia de los enfermos entre como un don en su existencia, para curar sus corazones, purificándolos de todo lo que no es caridad y calentándolos con el fuego ardiente y dulce de la compasión».

A los enfermos presentes, el Santo Padre, que al final de la Misa ha bajado inesperadamente al atrio de la Basílica para saludar personalmente a todos los presentes, ha escrito palabras de gran cercanía, dada la situación de fragilidad que está compartiendo con tantas personas en este período: «Queridos hermanos y hermanas enfermos, en este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo. No es siempre fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar, sin pretender y sin rechazar, sin lamentar y sin desesperar, agradecidos a Dios y a los hermanos por el bien que recibimos, abandonados y confiados en lo que todavía está por venir. La habitación del hospital y el lecho de la enfermedad pueden ser lugares donde se escucha la voz del Señor que nos dice también a nosotros: «Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?» (Is 43,19). Y de esa manera renovar y reforzar la fe».

El próximo gran evento jubilar será el Jubileo de los Adolescentes, del 25 al 27 de abril de 2025.