A un año del Jubileo de los Artistas, Micol Forti: «Para cada artista será una ocasión para dialogar con su interlocutor más Alto»

16 febrero 2024

 

«Para los artistas, venir a Roma para el Jubileo significará confrontarse con su horizonte más alto, que es el Espíritu», ha subrayado Micol Forti, directora de la Colección de Arte Contemporáneo de los Museos Vaticanos. Exactamente dentro de un año, miles de artistas de todo el mundo estarán en Roma para vivir el Jubileo de los Artistas, que se celebrará del 16 al 18 de febrero de 2025.

 

¿Qué relación existe entre la experiencia del Año Santo y la inspiración artística? «El Jubileo para un artista – ha explicado Forti - es una ocasión para dialogar con su interlocutor más alto. El arte, cuando es sublime, en el fondo, siempre es religioso. Y los artistas, cuando lo son, aunque no tengan una fe, o crean que no la tienen, a menudo son productores de obras “religiosas”. De hecho, el arte tiene precisamente la capacidad de captar el misterio, de encarnarlo, de hacerlo acogedor a través de formas, sonidos, colores, palabras». Un artista, entonces, es aquel que intenta hacer visible lo “indecible” y para hacerlo necesariamente debe nutrirse. «Esta es la gran fuerza, la extraordinaria y misteriosa capacidad de “crear”, que el hombre-artista comparte con el primer Creador, que es Dios». Pablo VI describía a los artistas como «poetas» y «profetas». Hoy el Papa Francisco los define como «niños» y «profetas». «Creo que esta “infancia” innata, este instinto de alegría del artista, esta capacidad de ver más allá y más profundamente, de “captar” el significado más allá de la racionalidad, son un misterio absoluto y un gran acto de fe para cada uno».

 

En Roma, los artistas serán también “Peregrinos de Esperanza”. «El arte – ha proseguido la directora - es esperanza. Todo arte, en el momento en el que afronta el dolor y el sufrimiento, lo logra porque en su visualización de imágenes, palabras, sonidos, gestos, movimientos corporales, también hay Resurrección. En la obra ya existe la posibilidad de una nueva vida que radica en superar esa herida, ese dolor, esa tragedia». El arte «contiene en sí mismo la alegría presente en la encarnación de la belleza y, al mismo tiempo, la posibilidad de verla incluso donde parece no estar. Ser capaces de contar el sufrimiento significa también hacerse cargo del horizonte de la esperanza. El gran arte, incluso cuando representa una naturaleza muerta o un paisaje estático, siempre lleva consigo este elemento de transfiguración en algo que va mucho más allá del hombre».

 

Del artista a las obras de arte que los peregrinos, en 2025, podrán apreciar en Roma incluso como turistas. «La palabra clave es “contemplación”, un término que no solemos usar, pero que es fundamental. Significa dejarse “pertenecer”, dejarse acoger por una imagen, un texto, una música, cuando en su misterio nos envuelve por dentro y nos devuelve algo que no se puede captar sólo con los ojos. La posibilidad de que los peregrinos que vengan a Roma para el Jubileo puedan participar de los magníficos tesoros de nuestra ciudad les devolverá la conciencia de que la relación con la obra nunca es un bocado para engullir, sino que siempre es un alimento precioso que hay que saborear, que hay que gustar». Sin embargo, apreciar el arte requiere tiempo, sin prisa. «El tiempo es el gran lujo de nuestro presente, pero también es el gran secreto para penetrar en la belleza, para recibir de ella la esperanza de una vida nueva, de un mejoramiento de nosotros mismos y de lo que nos rodea. Ese tiempo “lento” es también el tiempo de la fe. Sabemos que la fe es una conquista constante, que no es una meta que una vez alcanzada permanece estable, y como la fe, la belleza también debe ser reconocida con el tiempo y conquistada con amor, humildad y dedicación». Lo que podemos desear a los peregrinos es que «la contemplación de lo que vivirán al entrar por la Puerta Santa, al visitar las Basílicas mayores, al caminar por Roma, pueda devolverles ese precioso espacio que hay entre el hoy y la eternidad, que una obra de arte siempre logra custodiar. Porque la vida de una obra es mucho más larga que la nuestra y logra darnos la percepción de que hay una eternidad encerrada en la belleza».