Jubileo de los Movimientos, Asociaciones y Nuevas Comunidades: el abrazo de 80.000 peregrinos al Papa León XIV
Más de 80.000 peregrinos se han congregado en la Plaza de San Pedro para celebrar el Jubileo de los Movimientos, Asociaciones y Nuevas Comunidades durante la Santa Misa de la Solemnidad de Pentecostés, presidida por el Papa León XIV. El día anterior, el sábado 7 de junio, más de 70.000 fieles han participado en la Vigilia de Pentecostés, unidos en oración en torno al Santo Padre.
El sábado, después de una tarde de música y testimonios, durante la Vigilia, el Papa León XIV ha hablado de la importancia de la sinodalidad como único camino en el que toda la creación adquiere sentido: «Queridos hermanos y hermanas, Dios ha creado el mundo para que nosotros estuviésemos juntos. “Sinodalidad” es el nombre eclesial de esta conciencia. Es el camino que pide a cada uno reconocer la propia deuda y el propio tesoro, sintiéndose parte de una totalidad, fuera de la cual todo se marchita, incluso el más original de los carismas. Miren: toda la creación existe sólo en la modalidad del existir juntos, a veces peligroso, pero aun así juntos siempre. Y esto que nosotros llamamos “historia” toma forma sólo en la modalidad de reunirse, de una convivencia, frecuentemente en medio de disensos, pero aun así una convivencia. Lo contrario es mortal y desgraciadamente está ante nuestros ojos cada día. Que sus asociaciones y comunidades sean entonces lugares donde se practique la fraternidad y la participación, no sólo en cuanto lugares de encuentro, sino en cuanto lugares de espiritualidad. El Espíritu de Jesús cambia al mundo, porque cambia los corazones. Inspira, en efecto, esa dimensión contemplativa de la vida que aleja la autoafirmación, la murmuración, el espíritu de controversia, el dominio de las conciencias y de los recursos. El Señor es el Espíritu y donde está el Espíritu del Señor hay libertad. La auténtica espiritualidad nos compromete, por tanto, al desarrollo humano integral, actualizando entre nosotros la palabra de Jesús. Donde esto sucede hay alegría. Alegría y esperanza».
Durante la Santa Misa de la Solemnidad de Pentecostés, el Santo Padre ha enfatizado la importancia que tiene para la Iglesia promover el entendimiento mutuo y la construcción de puentes, en lugar de barreras: «En Pentecostés las puertas del cenáculo se abren porque el Espíritu abre las fronteras. Como afirma Benedicto XVI: “El Espíritu Santo da el don de comprender. Supera la ruptura iniciada en Babel – la confusión de los corazones, que nos enfrenta unos a otros – y abre las fronteras. […] La Iglesia debe llegar a ser siempre nuevamente lo que ya es: debe abrir las fronteras entre los pueblos y derribar las barreras entre las clases y las razas. En ella no puede haber ni olvidados ni despreciados. En la Iglesia hay sólo hermanos y hermanas de Jesucristo libres».