Jubileo de las Iglesias Orientales. El Papa León XIV: «¿Quién más que ustedes puede cantar palabras de esperanza en el abismo de la violencia?»

15 mayo 2025

El Jubileo de las Iglesias Orientales es uno de los momentos espiritualmente más intensos del Año Santo. Dedicado a los fieles de las Iglesias católicas orientales, el evento no es sólo una ocasión de peregrinación a Roma, sino un signo visible de la unidad en la diversidad de la Iglesia universal. Con celebraciones litúrgicas en las lenguas y ritos propios de las diversas tradiciones, el Jubileo de las Iglesias Orientales reconoce el papel insustituible de estas comunidades en la historia y en el presente de la fe católica.

Recibiendo a los participantes, el Papa ha comenzado su discurso con el saludo pascual: «Cristo ha resucitado. ¡Ha resucitado verdaderamente!», que contiene el corazón mismo de la esperanza cristiana. En uno de los primeros encuentros de su pontificado, ha subrayado cuán preciosas son las Iglesias Orientales para la Iglesia Universal y para el mundo entero. Y ha recordado «la historia gloriosa y los duros sufrimientos» que han vivido y siguen viviendo muchas de estas comunidades, reiterando cuánto hay que amarlas y apoyarlas.

En su discurso, el Papa ha citado las palabras de León XIII, que ya en 1894 reconocía la dignidad de las Iglesias Orientales, subrayando que «la obra de la redención humana comenzó en Oriente». Esta raíz les confiere «un papel único y privilegiado». El Pontífice ha expresado su fuerte preocupación por el riesgo de que las comunidades orientales en la diáspora puedan perder su identidad religiosa, una amenaza real sobre todo para las nuevas generaciones que han crecido lejos de sus tierras de origen.

El Papa ha pedido con fuerza que sus tradiciones sean custodiadas: «Es fundamental custodiar sus tradiciones sin diluirlas», ha dicho, denunciando toda tentación de homologación litúrgica y espiritual. Y ha elogiado las liturgias orientales por su sentido del misterio, su belleza y su capacidad de involucrar a la persona humana en su totalidad, definiéndolas “medicinales” para toda la Iglesia.

Un pasaje central del discurso ha estado relacionado con el tema de la paz. Dirigiéndose a las Iglesias “martiriales”, ha pronunciado palabras que son al mismo tiempo una denuncia y una oración: «¿Quién, pues, más que ustedes, puede cantar palabras de esperanza en el abismo de la violencia?». Desde Tierra Santa hasta Ucrania, desde Oriente Medio hasta el Cáucaso, el Papa ha recordado la voz de Cristo que clama: “¡La paz esté con ustedes!”. Y ha reiterado: «La guerra nunca es inevitable... pasarán a la historia quienes siembran la paz, no quienes cosechan víctimas».

«Para que esta paz se difunda, yo emplearé todos mis esfuerzos. La Santa Sede está a disposición para que los enemigos se encuentren y se miren a los ojos. Con el corazón en la mano, digo a los responsables de los pueblos: ¡encontrémonos, dialoguemos, negociemos!».

En palabras del Papa, el Jubileo de las Iglesias Orientales es una invitación a toda la Iglesia a dejarse evangelizar por Oriente. Es un llamado a no olvidar a quienes sufren, a sostener a quienes resisten y a custodiar con cuidado las raíces profundas de la fe que sigue brillando desde Oriente.